Valeria Ávila, egresada Psicología UDP: entre la docencia y la clínica

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Egresada el año 2015, con una fuerte vocación en docencia y posterior formación de postgrados en Infancia y Adolescencia, Valeria se desempeña actualmente como académica de Psicología del Desarrollo en la Universidad de Las Américas y como parte del equipo de supervisores clínicos en Corporación Casa del Cerro. En esta entrevista nos cuenta más sobre su experiencia en la UDP y cómo esta le sirvió para desarrollar sus intereses.

17 / 06 / 2020

¿Por qué escogiste Psicología en la UDP?

La verdad es que conocí muchas facultades de psicología de distintas Universidades antes de llegar a la UDP, fue divertido, porque en ese tiempo yo quería ir a ver, ser testigo de cómo se enseñaba psicología, conocer a quiénes conformaban los equipos docentes y quiénes eran los estudiantes. Así que visité varias facultades, la última fue la UDP y ahí me quedé. Tanto el ranking de la Universidad, como la malla eran de todo mi interés, mas la propuesta de
una psicología pluralista, fue una de las cosas que más me movilizó a elegirla como el lugar que me alojaría durante los inicios de mi formación Universitaria.

¿En qué trabajas o te desempeñas actualmente?

Desde mi egreso, he sostenido un interés y desempeño principalmente en el área clínica y la docencia. Actualmente, me desempeño como docente en la Universidad de las Américas, en las cátedras de Psicología del desarrollo y Psicoterapia en la formación de estudiantes de Psicología y anteriormente en la Universidad Andrés Bello. Soy parte del equipo de supervisores clínicos en Corporación Casa del Cerro, lugar del que estoy muy agradecida, pues allí hice mi práctica profesional el 2014. Conformo parte del equipo psicosocial en una residencia de protección para lactantes y pre-escolares donde desarrollamos un dispositivo de observación de bebés y acompañamiento terapéutico; y bueno, la clínica psicoanalítica que ha sido una pasión que descubro día a día. Desde momentos muy iniciales en la carrera, mi interés se centró principalmente en el psicoanálisis y el trabajo con la infancia temprana, siendo los bebés -las guagüitas como les llamamos en Chile- muy importantes en mi proceso formativo. El interés por acceder al lenguaje de los niños/as, y al que como adultos nos encontramos limitados si no nos disponemos a aprender de las enseñanzas que nos pueden entregar los más pequeños, me condujo a buscar participar junto a profesoras/es muy queridas/os como ayudante de los ramos de Psicología de la Infancia por más de 5 años en la UDP, así también en Psicología de la Juventud e Investigación cualitativa.

¿Qué actividades (dentro o fuera de la universidad) te han ayudado en tu vida profesional?

Siempre fui un poco inquieta en términos académicos, pasaba muchísimas horas en la biblioteca estudiando, pero también pensando en crear cosas nuevas por fuera del aula. En esos espacios de creación logramos junto al Centro de Estudiantes de ese tiempo, levantar un Congreso de estudiantes de psicología en la facultad, eso fue el 2012, y es lindo recordarlo, porque la mayor parte de quienes organizamos ese espacio hoy estamos en docencia y apoyando a la participación estudiantil desde la diversidad de espacios académicos e institucionales. La inquietud por aprender siguió ahí, durante el 2016-2019 hice el Magíster en Psicología Clínica de la Universidad de Chile, con la mención en Infancia y adolescencia desde la línea psicoanalítica, allí pude acceder a una beca que me permitió viajar al 10ème CONGRES INTERNATIONAL SUR L’OBSERVATION DU BEBE SELON ESTHER BICK ET SES APPLICATIONS en Torino, Italia el 2017; además de realizar una pasantía de perfeccionamiento en el Método de Observación de bebés en la Association Internationale pour le developpement de l’Observation du bebe selon Bick (AIDOBB), en Bruselas Bélgica; y otra de profundización en acompañamiento terapéutico en Le Courtil IMP Notre dame de la Sagesse en Leers-Nord Bélgica, donde trabajé con niños y niñas de entre 6 y 16 años con diagnósticos de autismo y psicosis graves. Lo importante de estas oportunidades, tanto en Chile como en el extranjero, es que me posibilitaron acceder a diversas experiencias de infancia y su vulnerabilidad, ¡niños y niñas que me enseñaron desde el idioma en adelante! y que hoy en cada recuerdo, así como en cada uno de los nuevos encuentros con la infancia vulnerable de este país, renuevan mi interés y compromiso por seguir aprendiendo en función de dar lugar a sus palabras.

¿Cuáles son tus proyecciones de aquí a 5 años más? ¿Cómo ves tu vínculo con la
Universidad en el futuro?

Mi intención es continuar en la línea de la docencia y la clínica psicoanalítica, ha sido una preciosa y desafiante experiencia de aprendizaje el acompañar a otros en sus primeros pasos en la clínica, la infancia, y sobre todo en los primeros encuentros con pacientes. Espero poder seguir desarrollándome en ese ámbito y difundiendo lo que más se pueda el Método de Observación de bebés en Chile, quizás desde la formación académica en un posible doctorado y la formación continua en el método psicoanalítico. La UDP fue para mí el lugar que alojó y dio lugar a los primeros sueños. Gracias a las grandes mujeres que por esos años nos transmitieron una fuerza incalculable para perseguir nuestras ideas, Albana Paganini, Mónica Peña, Paz Valenzuela; y también Sebastián Rojas y Mauricio Sepúlveda, que fueron grandes impulsores. Sería bonito para mí volver al lugar que gestó tantas ideas y que me permitió un pensamiento crítico, además de la integración del contexto social, histórico y político en el trabajo clínico, académico y en instituciones del Estado.