15 / 08 / 2015
Egresada en 2014, hace un par de meses que trabaja en ONU Mujeres, luego de haber sido seleccionada en un concurso público internacional entre cerca de 250 postulantes. Se nota que su trabajo la llena de sentido.
¿Cómo fue tu paso por la UDP? ¿Qué recuerdos guardas de tus años de estudio en la UDP? ¿Qué ramos son los que más te gustaron de la carrera?
Mi paso por la UDP marcó el comienzo de mi formación personal en distintos frentes. A partir del prisma de la Escuela, me desarrollé en lo académico con una mirada crítica y reflexiva. Nos encontrábamos en pleno movimiento estudiantil, por lo que esa formación también me vistió de herramientas para procesar y dialogar con lo que estaba viviendo dentro de un contexto políticamente relevante. Todo ese camino fue transitado junto a grandes amistades que hasta el día de hoy nos acompañamos en todas. Fue un proceso súper integral y potente de mucha agencia y empoderamiento personal.
Tengo muy buenos recuerdos de la facultad, particularmente porque me entregó un cimiento importante desde el cual edificarme como profesional. Destaco que siempre se nos mostraba todo el abanico de diversas corrientes teórico-metodológicas dentro de la disciplina y, a su vez, que se nos equipase con herramientas para problematizar lo que nos hacía ruido dentro de la misma. Algunos de mis mejores recuerdos tienen relación con esa interacción rica post-shock de alguna clase abre-mate: conversaciones camino a casa en el metro o en las ventanas entre cada clase con compañeros/as de Escuela que hoy llamo amigos/as, con profes sencillos/as y notables, interesados/as en provocar en nosotros inquietudes y preguntas para cuestionar ciertas temáticas por medio del análisis de textos y películas power, y también con la alegría de los/las funcionarios/as que siempre te saludaban cariñosamente. En todos esos detalles siempre reconocí una calidez muy familiar.
La verdad es que muchos ramos me movieron, sobre todo los que extendían una invitación a reflexionar críticamente sobre el lugar que ocupan ciertas categorías en la sociedad (“Infancia”, “juventud”, “familia”, “género”, entre muchas otras). Exponer la naturalización de lo “normal” y tensionarlo para mí fue notable porque insertaba la dimensión de lo cultural, lo que me permitió ir incorporando nuevos conocimientos desde una perspectiva socio-histórica. Ese proceso se corona con el ramo de Tesis, Modelización Producción VII y VIII respectivamente. Trabajé con la herramienta del Análisis Crítico del Discurso, lo cual fue muy revelador para mí, en el sentido de conocer cómo ciertos discursos contribuyen a la (re)producción de la desigualdad y legitiman la inequidad del acceso al poder. Al mismo tiempo, ello me incentivó a abrir categorías asfixiantes y re-pensarlas para participar en la construcción de otras más espaciosas. Todo ello implicó el comienzo de mi camino en el ámbito de la Psicología Social.
Por lo que he podido averiguar, estás trabajando en ONU Mujeres desde hace muy poquito. ¿Cómo es que llegaste a trabajar allí? ¿En qué consiste tu trabajo?
Llegué a ONU Mujeres postulando a través de la vacante que se abrió por primera vez en Chile este año. El cargo requería principalmente experiencia en instancias de trabajo y diálogo con la sociedad civil. Anteriormente me había desempeñado como Mediadora en la UNESCO para los Diálogos del Plan Nacional de Participación Ciudadana del Ministerio de Educación de Chile y posterior a eso trabajé como Consultora en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), realizando los Diálogos Regionales por la Infancia a lo largo de todo Chile junto al Consejo Nacional de la Infancia. Ambas experiencias implicaron un trabajo cercano con distintos actores sociales en distintos contextos, tanto políticos como geográficos, lo que posiblemente sumó puntos a mi consideración para el cargo. La postulación fue a nivel internacional, aplicaron alrededor de 250 personas, de las cuales sólo quedaron 4; 2 internacionales y 2 nacionales, dentro de esas últimas estaba yo. Finalmente se decidió a partir de la entrevista personal. Recibir la noticia de que fui seleccionada será por siempre un hito en mi biografía, fue un reconocimiento muy lindo e importante, teniendo recién sólo un año de experiencia laboral cumplido.
En ONU Mujeres trabajo en dos grandes áreas, principalmente en el programa conjunto con la Unión Europea “Fortalecimiento de Organizaciones de la Sociedad Civil que Promueven la Igualdad de Género en Chile”, el cual busca contribuir al fortalecimiento de las capacidades y mecanismos de incidencia de las organizaciones de la sociedad civil en procesos legislativos y en la formulación de políticas públicas que promuevan la equidad de género y el empoderamiento de las mujeres.
Por otro lado, trabajo en el desarrollo de la campaña de ONU Mujeres “HeForShe: Un Movimiento Solidario por la Igualdad de Género” en Chile. HeForShe (EllosPorEllas) es un movimiento solidario en favor de la igualdad de género desarrollado por ONU Mujeres para implicar a hombres y niños como defensores y agentes del cambio en la consecución de la equidad de género y la eliminación de cualquier forma de discriminación y violencia contra las mujeres y niñas. Constituye una mirada en conjunto como sociedad para la erradicación de inequidad de género.
Considerando que egresaste hace un año, ¿cómo ha sido este tiempo? ¿En qué te has concentrado? ¿Cómo te has sentido en lo profesional, en términos de las habilidades y conocimientos que te entregó la carrera?
Desde que me titulé he tenido la fortuna de contar con experiencias profesionales maravillosas. Comencé con un pie en investigación, haciendo mi práctica profesional en la División de Desarrollo Social de la Comisión Económica de Latinoamérica y el Caribe (CEPAL), realicé una investigación sobre Discapacidad y Derechos Humanos y la demanda de las personas en situación de discapacidad y sus cuidadoras en Chile por políticas públicas representativas. Paralelamente a mi práctica profesional, trabajé como Asistente de Investigación en el Fondecyt de Postdoctorado “Gubernamentalidad en el campo de las drogas: Análisis de los discursos y prácticas de gobierno en torno al consumo de drogas en Chile entre 1990-2013”.
Luego puse el otro pie en el trabajo en terreno, trabajando- como mencionaba anteriormente- como Mediadora en la UNESCO para las mesas de diálogo del Plan Nacional de Participación Ciudadana del MINEDUC, específicamente en la mesa sobre Inclusión y Acceso. Coordinar una mesa de trabajo con personas que llevaban años trabajando distintos temas- educación y acceso en relación a la ruralidad, pueblos originarios, diversidad sexual, capacidades diferentes- fue tremendamente formativo. Posterior a eso trabajé como Consultora en el PNUD, levantando los Diálogos Regionales por la Infancia y la Adolescencia del Consejo Nacional de la Infancia por todo Chile. Viajar de Arica a Punta Arenas generando espacios de diálogo y facilitando redes entre los participantes me llenó de sentido y gratitud por poder poner mis conocimientos al servicio de causas en las que creo; en una ciudadanía activa y empoderada que toma la palabra. Además, tener la oportunidad de conocer mi propio país fue invaluable.
En cuanto a los conocimientos que me entregó la carrera, por poner un ejemplo, todo lo que aprendí escribiendo mi tesis de grado (“Infancia, Género y Publicidad. Un análisis crítico de anuncios publicitarios televisivos con emisión en Chile el año 2012”) me capacitó para la redacción de la investigación sobre discapacidad y derechos humanos en la CEPAL, donde tuve que analizar críticamente la construcción discursiva de la discapacidad, dentro de otras cosas. A su vez, la tesis me preparó enormemente para el trabajo con género y derechos humanos que ejerzo en la actualidad y fue un dato relevante para mi selección. Mis primeras experiencias laborales han sido muy desafiantes, y creo que no hubiera tenido la confianza para solventarlas si no hubiera sido por la seguridad sobre mi formación y calidad profesional. En adición al lente crítico y la complejidad de los conocimientos aprendidos, creo que la carrera te forma con una importante ética de trabajo. Cuando uno comienza en el mundo laboral nota ese tipo de cosas y ha sido lindo comentarlo con compañeros/as de generación, esa sensación de sentirnos preparados y armaditos. Por otro lado, siento confianza y solidez en poder haber generado un puente entre la investigación y el trabajo en terreno dentro del área de la Psicología Social.
Y finalmente, ¿Cómo te proyectas en el futuro de aquí a 5 años?
Primero que todo, me encanta lo que hago y para mí es fundamental poder trabajar en proyectos de alto impacto, por lo que quisiera seguir trabajando en lo que estoy por más tiempo. A mediano plazo tengo muchas ganas de especializarme como Psicóloga Social y me gustaría aprovechar ese impulso para estudiar/vivir en el extranjero. He pensado en una maestría en una Universidad anglosajona de alto nivel, dadas las oportunidades que pueden abrirse por el camino recorrido dentro de Naciones Unidas. Si ese es el caso, me llama mucho la idea de una Maestría en Estudios de Género por el momento. Por otro lado, me gustaría realizar en algún momento un voluntariado internacional. Personalmente, mi formación académica y profesional está en permanente vínculo con la potencia de las experiencias de vida. Algo que definitivamente nutre mi trabajo profesional es tomar mi mochila y viajar, porque te sitúa en un mundo vasto marcado por la diversidad que caracteriza nuestra convivencia. Creo que eso genera un compromiso con lo que haces mucho más humano, real, que no tiene tanto que ver con divinizar el propio ombligo sino trabajar con vocación y sentido a partir de lo que te marca, asombra y desconcierta de alguna manera.