Nelson Espinoza, entre el ámbito académico y la psicología clínica

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28 / 07 / 2016

En la actualidad, el profesional egresado el 2005, es el nuevo Secretario Académico de la Escuela de Postgrado de la Facultad de Psicología UDP. Además, siempre ha estado ligado a la universidad desde que se tituló y también tiene una consulta particular donde ejerce como psicólogo.

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Psicólogo Nelson Espinoza ligado, desde sus años de estudio hasta ahora, a la Facultad de Psicología UDP

Nelson Espinoza, quien ingresó a estudiar a la Facultad en 2001, nos cuenta de su experiencia laboral que ejerce actualmente en la Universidad Diego Portales y cómo ha podido alternar esa tarea con la psicología. Cree que el perfil del psicólogo portaleano ha considerado, históricamente, una preocupación por aspectos éticos, sociales y políticos. Así mismo, el ambiente que le tocó en sus años de estudio le sirvieron para desenvolverse de la mejor manera en el trabajo.               

-Cuéntanos en qué te desenvuelves hoy profesionalmente y un poco de tu día a día en ese ámbito
Actualmente me desempeño como Secretario Académico de la Escuela de Postgrado de la Facultad de Psicología. En paralelo realizo algunas horas de docencia en Pre y Postgrado en la UDP, y fuera de la universidad trabajo en consulta particular.

Asumí el cargo de Secretario Académico de Postgrado recientemente, luego de trabajar desde el 2013 en el Magíster en Psicología, mención Teoría y Clínica Psicoanalítica y mención Psicología Social. Cotidianamente me desempeño en el espacio clínico y académico

– ¿En qué año ingresaste, egresaste y titulaste de la UDP?
Ingresé a la UDP el 2001, egresé en 2005 y me titulé el 2006, luego de realizar una práctica clínica en dos espacios distintos, de los que guardo muy buenos recuerdos en términos formativos, la corporación Casa del Cerro y un servicio de atención de salud estudiantil en la Universidad Tecnológica Metropolitana.

– Como psicólogo de la Universidad Diego Portales, ¿qué de lo aprendido te ha servido  para tu desarrollo profesional?
Uno de los aspectos destacables de la Universidad Diego Portales es que representa un espacio académico plural y que ha tenido importantes avances, o más bien movimientos, en términos de diversidad y heterogeneidad de sus estudiantes, lo que me parece que genera una experiencia enriquecedora que favorece la discusión y el diálogo desde distintos puntos de vista y también desde diversos lugares.

El nivel académico es excelente en las distintas esferas del conocimiento. En lo personal me marcaron los cursos de filosofía, epistemología, los cursos de clínica y psicoanálisis, las clases de psicología social, y los cursos electivos que siempre me parecían interesantes. Estos ramos me aportaron para pensar la subjetividad y los marcos institucionales que la moldean y la condicionan, sintiéndome interpelado a tomar una posición ética y política. Esto me parece transversal en la formación recibida en la medida que permite situarse como agente y sujeto activo en la praxis.

-¿Cómo fue tu paso por la UDP y qué recuerdos guardas de tus años de estudio?
Guardo muy buenos recuerdos de mi paso por la universidad. Con algunos de mis compañeros/as de entonces aún nos encontramos en instancias fundamentalmente académicas o clínicas. No sólo las aulas, sino también la cotidianidad y los encuentros fuera de espacios estrictamente académicos marcaron mi formación, entre estos, grupos de estudios, conversas de pasillos, diálogos con docentes, funcionarios y administrativos. Algunos de ellos llevan años en la UDP, constituyéndose en verdaderos referentes en la historia de la Facultad.

En particular recuerdo los pasos prácticos en el Instituto Psiquiátrico José Horwitz. Las clases en ese momento las hacía el Dr. Rafael Parada. Fue una experiencia muy interesante el tener una aproximación a entrevistas clínicas con pacientes internados en dicha institución. Era una novedad, no sin conflictos, percibir  el contraste entre “la razón” de la academia y la “locura”. En más de una ocasión los pacientes irrumpían en las clases quedando muchos de los estudiantes perplejos. Nos acercábamos a la “locura” con prejuicios, temores, concepciones ideológicas, algunos que quedamos marcados por la clínica, la psicopatología y el Psicoanálisis, logramos impulsar en ese momento que se dictara un curso electivo de Estructuras clínicas y Psicoanálisis, y a su vez, participar de una pre práctica en un hospital ambulatorio con pacientes psicóticos. Desde ese momento comenzó mi interés profundo por la clínica y el psicoanálisis.

-¿En qué medida vislumbras que en estas últimas dos décadas ha cambiado el perfil del psicólogo y lo que se le debe ensañar a nivel de pregrado?
Creo que el perfil del psicólogo de la UDP, históricamente, ha considerado una preocupación por aspectos éticos, sociales y políticos. En este sentido el perfil se ha orientado a impulsar un compromiso social que no implica solamente responder las demandas institucionales, sino poder pensar las condiciones históricas en que estas emergen, cómo se construyen y las implicancias que puedan tener en la subjetividad.

La formación actual en pregrado tiene el desafío de considerar una transmisión del conocimiento ante nuevos contextos en que lo inmediato adquiere valoración en sí mismo por sobre la rigurosidad y prolijidad que requieren los procesos formativos. En ese contexto, creo que el perfil apunta a pensar sobre la práctica, el lugar de la psicología, lo que supone un posicionamiento y una implicancia crítica, es decir, pensar una academia en contacto permanente con la realidad, en primera instancia nacional y también internacional.

-Finalmente, ¿cuáles son tus proyecciones de aquí a cinco años?
No es simple proyectarse a cinco años, por ahora estoy muy a gusto en la UDP, es un espacio que me ha acogido de muy buena forma, al que le tengo mucho cariño. En mi trayectoria laboral nunca me he alejado del todo de la institución, eso no es azaroso y pienso que ha sido muy buena decisión.

Proyectándome algunos años, pienso en continuar mi formación clínica en espacios no estrictamente académicos, y en la UDP apuntaría a contribuir en el fortalecimiento de una formación prolija y de calidad puntualmente desde la gestión y el trabajo académico en especial en Postgrado.