María José Juárez y su trabajo como directora de programa en la Fundación Portas

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11 / 11 / 2017

El desempeño profesional de la psicóloga ha estado ligado al área social y educacional, donde actualmente desde esta ONG se dedica al apoyo de jóvenes en la educación superior con contextos vulnerables, para que ellos continúen su proceso educacional hasta su titulación y salida al mundo laboral.

egresada1-¿En qué año entraste y egresaste de la Escuela de Psicología UDP?

Entré a la Escuela de Psicología el año 2004, y me titulé en el 2009.

-¿Qué desafíos laborales destacarías desde tu egreso?

Mis desafíos laborales siempre han estado ligados al área social y educacional, principalmente en torno al trabajo con jóvenes provenientes de contextos socioeconómicos vulnerados, que ingresan a la educación superior y que tienen el sueño de transformarse en los primeros profesionales de su familia, y así mejorar su bienestar, sus oportunidades y sus condiciones de vida.

El gran desafío que he enfrentado ha sido diseñar, implementar y evaluar el programa de inclusión social en la educación superior de Fundación Portas -ONG en la cual trabajo-, que tiene un foco no exclusivamente academicista, donde el desarrollo humano, en habilidades y la construcción del proyecto de vida de cada joven, ha sido un eje central de trabajo. En ello, en mi rol como Directora de Programa, actualmente tengo la misión de hacer crecer el programa, ampliando su cobertura y así llegar a más jóvenes estudiantes, no solo en Santiago sino que en otras regiones del país.

-¿En qué trabajas actualmente?

Actualmente soy Directora de Programa en Fundación Portas desde mayo del 2013. En Fundación Portas, nos proponemos acompañar a estudiantes de contextos vulnerados que estudian en la educación superior con el fin de que permanezcan en el sistema a pesar de todas las desigualdades y brechas socioeducativas que traen. Lo hacemos desde que ingresan, hasta que se titulan y encuentran su primer empleo. Los acompañamos de manera integral, y nuestro objetivo no es sólo que se transformen en profesionales, sino que buscamos también que sean ciudadanos conscientes, reflexivos, éticos, comprometidos con la sociedad en la que viven, y que en la disciplina que sea, trabajen por construir una sociedad más equitativa.

-¿Qué es lo que más destacas de tu formación profesional en la Escuela de Psicología UDP?

Son muchas las cosas que destaco de mi formación como Psicóloga en la UDP. Destaco la calidad humana con la que nos forman, pues no solo era importante que rindieras académicamente como estudiante de la Escuela, sino que también era importante desarrollar mirada crítica y reflexiva de la sociedad y de la Psicología como disciplina. También destaco la calidad humana y profesional de los docentes, funcionarios, y administrativos de la Escuela, y por cierto, la rigurosidad con que forman a los estudiantes, lo que sin duda, cuando te titulas y sales al mundo laboral, tiene un sello que marca la diferencia.

– Crees que existe un sello como Psicología UDP que nos distingue de otras escuelas?

Sin duda. Ese sello para mi tiene relación con la rigurosidad teórico-práctica al momento de abordar el trabajo profesional, también con la responsabilidad, el compromiso con el trabajo bien hecho y con la mirada crítica respecto a la sociedad en la que vivimos. Además, cuando me ha tocado trabajar con colegas de la Escuela, siempre he visto en ellos la pasión por su trabajo, el compromiso honesto y humano hacia las personas con (y para) las que trabajan. ¿Cuál ha sido el aporte de la Escuela de Psicología UDP en tu desarrollo profesional? Ha sido fundamental por todo lo que antes mencionaba, y principalmente por la rigurosidad con la que me formaron, lo que me permitió demostrar que soy una buena profesional y así desempeñarme en cargos directivos, donde he tenido la fortuna de poder acompañar a un equipo de profesionales y llevar adelante de manera exitosa un programa social en una ONG, desde una mirada estratégica.

– ¿Qué recuerdos tienes de tu paso por la Escuela de Psicología UDP?

Los recuerdos son muchos y entrañables. Lo primero que se viene a mi mente son mis compañeros y principalmente mi grupo de amigos con los que hasta el día de hoy tenemos una linda amistad. También con algunos de ellos he podido embarcarme en proyectos profesionales, sobre todo en este último tiempo. También vienen a mi mente los profesores, nuestras queridas secretarias y funcionarios que hacen de la Escuela un espacio muy acogedor, cálido, y propicio para vivir procesos de aprendizaje significativos. Uno de los recuerdos más significativos fue el 2006, cuando se produjo la “revolución pingüina”, y como estudiantes decidimos organizarnos en comisiones para apoyar a los secundarios desde distintos frentes. En el comité de “ayuda” donde yo participaba, recibíamos alimentos y organizábamos visitas a los colegios para apoyar las tomas. Esa experiencia me marcó mucho y me hizo formar lazos de amistad muy significativos con compañeros de la Escuela de otras generaciones. Desde otro rol que desarrollé en ella, recuerdo con mucho cariño mis años como ayudante en el ramo de Psicología Social, con la profesora María José Reyes Andreani, que me permitió descubrir mi vocación, y desde temprano en mi formación, saber que el área social era el ámbito en el que me quería desarrollar una vez titulada.

 ¿Crees que en estas últimas dos décadas ha cambiado el perfil del psicólogo y lo que se debe enseñar a nivel de pregrado?

Creo que el principal cambio que ha tenido no solo el perfil profesional del psicólogo, sino que el de la mayoría de las profesiones, tiene que ver con el desarrollo de las habilidades blandas o humanas. Progresivamente hay más profesionales, más especialistas, y del mismo modo, la información está cada vez más disponible a través de internet; es pública, abierta y el acceso es relativamente simple. Por lo tanto, ya no sólo se está valorando el conocimiento específico en un área, sino que habilidades o características complementarias como la responsabilidad, la confianza, el compromiso, la empatía, la capacidad de resolver conflictos de manera asertiva, las habilidades sociales, comunicacionales, etc. Creo que hacerse cargo también de este tipo de aprendizajes será clave para las escuelas de psicología y también las de otras carreras.

– Finalmente, ¿Cuáles son tus proyecciones de aquí a 5 años más?

Mis proyecciones son, en el corto plazo, terminar un Magíster que empecé el año pasado en Psicología Social, mención Evaluación de Proyectos Sociales e Intervención Psicosocial en la UAH, y lograr la replicabilidad y el crecimiento en cobertura de Fundación Portas, ONG donde actualmente trabajo. Luego de ello, entre el 2019 y 2020, tengo planificado hacer un doctorado en educación, donde estoy pensando ir a vivir unos años a Buenos Aires y estudiarlo allá. Sea donde sea, lo que siempre será parte de mis proyecciones en el corto y largo plazo, es trabajar en el área social y educacional de la disciplina, y ojalá desarrollarme y seguir aportando en el mundo de las organizaciones de la sociedad civil.