Lorena Contreras - Lo que importa
24 / 04 / 2025
“Lo que hay que entender es que el abuso sexual es fundamentalmente un problema de poder, incluso más que sexual, y tiende a producirse y a sostenerse en todas aquellas estructuras que tienen una disarmonía de poder muy marcada entre víctima y perpetrador. Por lo tanto, la iglesia es un ecosistema, es un contexto que propicia este tipo de abusos porque hay una asimetría muy grande, en general tenemos a niños, niñas y adolescentes u otras personas en condiciones de vulnerabilidad frente a personeros de la iglesia, que son representantes de Dios en la tierra. Es difícil pensar una disarmonía mayor que esa”, explicó la académica de Psicología UDP.
“Creo que siguen cubriendo en la Iglesia Católica. Creo que eso no ha cambiado radicalmente porque lo que denuncian muchos informes a nivel mundial, no solamente respecto de la iglesia chilena, sino que a lo largo de todo el mundo, es un sistema estructural que impide avanzar en la línea de la verdad, la justicia y reparación por muchos problemas: por falta de transparencia, por falta de rendición de cuentas. Por ejemplo, un problema muy grande que tenemos es la ausencia, en la mayor parte de los países, de comisiones de verdad, justicia y reparación que permitan perseguir o permitan seguir por la línea de la justicia con delitos que están prescritos, la mayor parte de ellos”, agregó.
“Creo que una gran medida sería eliminar el secreto de confesión. Y yo sé que lo que digo suena un poco radical, pero la mayor parte de quienes trabajamos con secreto, por ejemplo, psicólogos, abogados, tenemos ciertos límites a lo que podemos guardarnos. Cuando está en riesgo la integridad de un niño o niña adolescente, entonces el secreto no puede seguir porque hace daño. Yo creo que la ética del cuidado es algo que tenemos que instalar con muchísima más fuerza”, añadió Contreras.