Cecilia López y su realización laboral entre la psicología clínica y la docencia

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03 / 11 / 2017

La psicóloga ha tenido una vasta experiencia en el área clínica, dedicación laboral que combina junto a la docencia en la Escuela de Psicología UDP. Además destaca la responsabilidad y compromiso del psicólogo de la UDP, resaltando el “desarrollo de un pensamiento crítico y flexible, que nos permite atrevernos a ser creativos al momento de abordar problemáticas humanas.carrera se adapta positivamente al contexto social actual”, afirma.

Cecilia Pérez, actual docente de la Facultad de Psicología UDP
Cecilia Pérez, actual docente de la Facultad de Psicología UDP

¿En qué año entraste y egresaste de la Escuela de Psicología UDP?
Entré en el año 1987 y me titulé en 1993.

¿Qué desafíos laborales destacarías desde tu egreso?
Desde que me titulé empecé a realizar atención a pacientes en consulta privada, a niños y adolescentes, lo cual no fue para nada fácil. Recuerdo haber empezado con muy poquitos casos, con la sensación de inseguridad propia de la inexperiencia, y solo con el entusiasmo y la determinación de desarrollarme en lo clínico. Fue clave el haber podido contar con espacios de supervisión con personas de mayor experiencia, y también las acaloradas discusiones entre amigas psicólogas para comprender un paciente. En paralelo, tuve la oportunidad de desempeñarme en el ámbito de la investigación en torno a temas psicológicos y nutrición en el Inta (Instituto de Investigación y Tecnología de los Alimentos, de la Universidad de Chile), lo cual fue una excelente escuela en términos de aprender metodologías, trabajo con otras disciplinas, la rigurosidad que implica investigar y realizar trabajo en terreno, lo que enriqueció notablemente mi formación.

Además la docencia, que es un desafío permanente, ha sido una actividad constante en mi quehacer como psicóloga.

¿En qué trabajas actualmente?
En éstos momentos me dedico principalmente a la atención de pacientes en consulta particular, y lo complemento con la docencia con ramos de psicodiagnóstico a alumnos de tercer año en la escuela de Psicología UDP.

¿Qué es lo que más destacas de tu formación profesional en la Escuela de Psicología UDP?
Fue un período bastante particular; eran tiempos de dictadura, una de las primeras escuelas privadas de psicología, en un edificio pequeño en donde éramos pocos, y todos nos conocíamos. La formación, desde mi modo de ver fue bastante completa, tanto en lo teórico, ético y humano. Existía una rigurosidad y exigencia en lo académico, que creo nos marcó a muchos y que me ha permitido desenvolverme en diversas actividades de la psicología; tales como atención de pacientes, capacitación, docencia, entre otras.
Destaco por un lado, la sólida formación teórica, y la posibilidad de haber accedido a variadas experiencias prácticas que nos acercaron tempranamente a lo que sería el verdadero trabajo como psicólogo.

¿Consideras que Psicología UDP tiene un sello que nos distingue de otras escuelas?
Creo que nos distinguimos por el compromiso y responsabilidad como psicólogos en nuestra realidad, junto al desarrollo de un pensamiento crítico y flexible, que nos permite atrevernos a ser creativos al momento de abordar problemáticas humanas.

¿Cómo fue tu paso por la Escuela de Psicología? ¿Qué recuerdos guardas de tus años de estudio?
Durante los primeros años de mi carrera, nuestra escuela dependía de la Universidad de Chile, lo que implicaba que esta entidad nos examinaba. Es decir, luego de dar examen en la escuela, nos sometíamos a una segunda evaluación externa que la mayoría la vivíamos con mucha ansiedad y nerviosismo. Eran jornadas agotadoras y muy tensas.
Logré establecer fuertes vínculos de amistad que conservo hasta hoy, recuerdos de profesores significativos que dejaron huella y que han inspirado mi desarrollo profesional. Carmen Tapia con su apoyo en el desafío de atender niños; Claudio Greppi que me hacía sufrir en sus ramos y que mas tarde agradecí sus enseñanzas al trabajar en investigación. Uca Weinstein relatando sus casos que escuchábamos con extrema atención, mientras la profesora fumaba en clases, ¡Algo impensado hoy! Alejo, Gino, personas muy significativas en mi pasada por la escuela. Recuerdo que al salir del examen de grado junto a mi compañera, Alejo fue el primero en abrazarnos y felicitarnos.

¿Crees que en estas últimas dos décadas ha cambiado el perfil del psicólogo y lo que se debe enseñar a nivel de pregrado?
Me parece que en lo esencial, el perfil es el mismo en el sentido de ser profesionales encargados del bienestar de las personas. Sin embargo pienso que nuestro quehacer se ha tenido que ir ajustando o actualizando a los requerimientos propios de los cambios socioculturales, históricos y tecnológicos (Ejemplo; gran cantidad de pacientes extranjeros, envejecimiento de la población, nuevos juegos y juguetes en la infancia, etc.) y su impacto en la clínica. Esto nos exige una mirada teórica y clínica que dialogue con tales dimensiones, así como un mayor dinamismo e interconexión entre distintas disciplinas y profesionales para dar respuesta al malestar de nuestros tiempos. Me parece que en pregrado sería beneficioso incorporar aún más la articulación teórico clínico, enfatizado los distintos contextos y la particularidades de cada caso o situación, entendiendo que no es posible homogenizar ni establecer “recetas” a la hora de comprender a un sujeto.

Finalmente, ¿Cuáles son tus proyecciones de aquí a 5 años más?
Me imagino continuar vinculada la docencia y en contacto con los estudiantes, y sobretodo en lo que me encanta que es la atención de pacientes. Me gustaría poder realizar investigación en el ámbito clínico, contribuyendo así al desarrollo de la psicología.