Carolina Puyol y su rol como psicóloga en el Poder Judicial

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05 / 08 / 2016

Desde el 2011, la profesional ha estado trabajando en proyectos relacionados a la psicología jurídica y su función es ayudar a niños y niñas, que deben asistir a tribunales, con el fin de resguardar sus derechos.

foto_web_Carolina_PuyolCarolina Puyol, quien ingresó en 2004 a la Facultad de Psicología UDP y se tituló en 2009, destaca que su paso por la universidad fue importante y que, a través de un minor, pudo darse cuenta de lo vital que era someterse a trabajos en el área psicojurídica. Además, cree que el psicólogo actual está inserto en varios ámbitos y que no se desempeña en uno solo, sino que está más completo.

-Cuéntanos en qué te desenvuelves hoy profesionalmente y un poco de tu día a día en ese ámbito
Desde el 2011 que me encuentro trabajando en el Poder Judicial, como psicóloga en los proyectos de la sala Gesell en Tribunales de Familia, inicialmente, y después en el proyecto de sala especial de declaración de niños, niñas y adolescentes en Tribunales Orales en lo Penal. Actualmente me encuentro en ambos proyectos, donde trabajo con jueces y los funcionarios de esos Juzgados, para poder abordar a los niños, niñas y adolescentes que deben acudir a un Tribunal de una forma diferente, en el cual se le respeten sus derechos amparados por la Convención de Derechos del Niño, pero donde su comparecencia a estas dependencias no impliquen una re-victimización.

Nuestro equipo lo compone una jueza, un arquitecto y un ingeniero, por lo que nuestra fuerza y mirada interdisciplinaria se potencia.

Mi rutina es muy variada, porque con el equipo trabajamos en cómo hacer la implementación de estas salas de una forma en la que se cumpla con los estándares internacionales, y con los jueces y funcionarios de todo el país realizo una capacitación en la materia. Mi día a día, es región por región, y tribunal por tribunal.

–¿En qué año ingresaste, egresaste y titulaste de la UDP?
Ingresé el 2004, egresé el 2008 y me titulé el 2009.

– Como psicóloga de la Universidad Diego Portales, ¿qué de lo aprendido te ha servido  para tu desarrollo profesional?
Primero la universidad me dio la posibilidad de conocer diferentes enfoques en nuestra carrera, donde pude ver diferentes perspectivas que la Psicología tiene que ofrecer. Eso ha enriquecido mucho mi trabajo, junto con el hecho de que siempre se nos inculcó que en la facultad te dan las herramientas para que puedas seguir buscando más respuestas y nuevos caminos dentro de esta profesión.

También me dio la experiencia de poder hacer un minor en Derecho, en el cual empecé a meterme en el ámbito psicojurídico y entender que para poder trabajar con alguien de otra carrera, hay que entender que nuestros marcos de referencia son distintos, pero que pueden ser complementarios.

-¿Cómo fue tu paso por la UDP y qué recuerdos guardas de tus años de estudio?
Los recuerdos son numerosos, y muchas personas, desde la Jacqueline y la Patricia, quienes siempre estaban y todavía están como bastión de cariño con todos los estudiantes, sufren y se alegran con cada uno de quienes pasan por esa facultad. Y varios profesores que te trataban de mostrar su experiencia y transmitir sus conocimientos, convencidos que en nuestra profesión siempre tenemos que dar lo mejor de nosotros, como Marcela Hernández, Paola Andreucci y Alfonso Mazzarelli… Pero hay muchos más…

-¿En qué medida vislumbras que en estas últimas dos décadas ha cambiado el perfil del psicólogo y lo que se le debe ensañar a nivel de pregrado?
El psicólogo está inserto en muchos ámbitos y deja de estar solo en la esfera clínica. En esa área también ha habido más apertura de que no siempre trabajamos con gente “loca”, sino que el ser humano es más complejo que pensar binariamente de que hay locos y cuerdos, y que todos nos desarrollamos a lo largo de nuestras vidas, y que, a veces, requerimos apoyo de un tercero que nos ayude a movilizar y gestionar recursos internos.

Creo que en pregrado debemos dejar de pensar que la clínica lo es todo. Es solo un ámbito más donde podemos apoyar al bienestar de las personas, pero hay otras áreas donde podemos aportar. Pero sí nos falta mucho como disciplina en investigar fuera de este entorno y otorgar mayor conocimiento científico que retroalimente nuestra práctica.

-Finalmente, ¿cuáles son tus proyecciones de aquí a cinco años?
La vida te pone en el camino preciosas oportunidades y el haber estado en la UDP y ahora en el Poder Judicial son una de ellas. Trato de sacar el mayor provecho y dar lo mejor de mí. Me encantaría seguir trabajando con infancia y en el área victimológica, ya sea en el Poder Judicial u otra entidad, porque realmente creo que una víctima que se repara o un niño que tiene posibilidades de desarrollo, hace que vivamos en un mejor país. Creo que en 5, 10, 20 y más años, nunca dejaré de preocuparme de que hagamos todo lo posible por mejorar el bienestar de todos y todas.