10 / 10 / 2015
La egresada de Psicología UDP en 1997 cuenta con 12 años de experiencia laboral en la OPS, otros tantos en el Ministerio de Salud del primer gobierno de Bachelet y un Magíster en Desarrollo Humano en la Universidad de Harvard, desde 2013 es Decana de la Facultad de Ciencias Sociales de la UDLA.
¿Qué recuerdos guardas de tu época de estudiante de Psicología en la UDP?
¡Puro cariño! Lo pasé muy bien! Era una de las pocas universidades privadas que había en ese entonces, era una opción para los que no habíamos quedado en la Universidad de Chile ni en la Universidad Católica. Al entrar, me encantó el ambiente, encontrarme con ese mundo crítico ante las injusticias y con una vocación social muy clara… y enganché muy bien con Domingo Asún desde un comienzo, de quien fui ayudante varios años. Había un ambiente de mucha cercanía entre las personas de la Facultad, me acuerdo de haber compartido muy estrechamente con Waldemar y Alejo. Además, participé en la FEDEP el año 1993 como consejera, representante de Psicología en la FEDEP.
¿Qué cursos o profesores recuerdas particularmente?
Recuerdo con especial cariño los electivos que eran cursos pequeños donde podíamos profundizar contenidos de nuestro interés. Me acuerdo que tomé un electivo con Víctor Toro de Psicología de la Música, otro con Pablo Cottet de Metodologías Cualitativas y uno de Psicología Política con León Guzmán. También recuerdo el ramo de Jaime Alfaro de Intervención Comunitaria.
¿En qué hiciste tu práctica profesional y tu tesis de pregrado?
El año 1996 me fui a vivir a Washington DC en Estados Unidos donde estaba trabajando mi madre y yo me inserté en un Centro de Migraciones a cargo de un discípulo de Ignacio Martín-Baró para hacer mi práctica profesional. Además, el Doctor Rubén Alvarado, psiquiatra y académico actualmente de Salud Pública de la Universidad de Chile, estaba haciendo una estadía en Washington así que él se transformó en mi supervisor. La UDP me apoyó en todo para hacer allá mi práctica profesional y mi tesis, lo que fue una gran oportunidad de encontrarse y de tener que trabajar con la diversidad étnica y cultural que se vive allá.
La tesis de pregrado la hice con el apoyo de la Organización Panamericana de la Salud OPS en el concepto de resiliencia que era muy novedoso en este entonces, año 1997, nadie entendía muy bien de qué se trataba. Yo estudié las estrategias de resiliencia en la primera y segunda generación de migrantes latinos en Estados Unidos. Desde el marco de los determinantes sociales de la salud me concentré en los factores protectores de sus trayectorias. Luego, continué en la OPS por 12 años en el Programa de Salud del Adolescente de la División de Promoción y Protección de la Salud. Además, en esos años hice un Magister en la Universidad de Harvard en Desarrollo Humano.
¿En qué momento y por qué decidiste volver a Chile?
Con la llegada de la primera presidenta mujer socialista a La Moneda. Me sentí súper convocada por venirme a trabajar al gobierno en 2006. Volví casada con estadounidense y con hijos después de 12 años.
Llegué a trabajar primero a CONACE y luego al Ministerio de Salud. En ambos casos, mi manera de trabajar se amparó en el enfoque de los determinantes sociales de la salud, integrando desarrollo humano con políticas públicas, de tal manera de aprovechar las ventanas de oportunidad que se dan en la política para crear mayor equidad. La verdad es que he tenido un montón de oportunidades para desarrollarme en esta área, por lo me siento muy agradecida.
Desde el Ministerio de Salud, me correspondió viajar por todo Chile realizando los llamados Foros de Salud que eran una metodología participativa para establecer con la gente más diversa cuáles debían ser los objetivos de la década en salud para nuestro país. Lo que hacíamos era conversar con la gente acerca de qué tendría que suceder de aquí a unos 10 años en todos los ámbitos de su vida para que su salud mejorara. La gente nos decía cosas de lo más variadas, desde que los niños fueran al colegio con mochilas que no pesaran tanto, hasta que se requerían mejores condiciones laborales. Participaron cerca de 57.000 personas en ese trabajo, fue súper lindo. Al haber cambio de coalición de gobierno, ese estudio quedó archivado en un cajón y la verdad es que es una lástima que no haya sido recuperado en este segundo gobierno de Michelle Bachelet.
Y luego ¿qué pasó con tu trayectoria profesional? ¿Cómo es que llegas a la UDLA?
Al llegar Piñera al gobierno yo salí del Ministerio de Salud y acepté una propuesta muy interesante que me hiciera el Doctor Hernán Sandoval, Decano de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de las Américas, de armar un modelo pedagógico específico para las carreras de la salud, psicología y trabajo social de aprendizaje en base a la experiencia práctica de trabajo con comunidades. Hoy en día, son 7 las carreras que tienen 8 cursos en sus mallas, donde desde el primer semestre tienen visitas a terreno, conocen a dirigentes vecinales que son sus profesores, expertos en los territorios con quienes realizamos censos de las necesidades y prioridades de los vecinos y hacemos planes de intervención. Eso es lo que llamamos el Observatorio UDLA que se puede visitar en www.observatorioudla.cl. Tiene un componente pedagógico, otro territorial y otro investigativo. Estamos trabajando en 6 comunas de Chile: Talcahuano, Quilpué, Huechuraba, Maipú, La Florida y Lo Prado. Hace unas semanas atrás, trajimos a la psicóloga venezolana Maritza Montero para presentarle el modelo y quedó muy bien impresionada. Y la verdad es que nos tiene muy contentos esta propuesta. Vamos a ver cómo les va a nuestros egresados que han pasado por ella a partir del próximo año, que sale la primera generación que se ha podido beneficiar de ella.
¿Cuándo asumes como Decana? ¿Qué desafíos has encontrado en el cargo, más aun siendo mujer?
Desde finales de 2013 soy Decana de la Facultad de Ciencias Sociales de la UDLA que alberga a Psicología y Trabajo Social. En esta universidad, habiendo Rectora, Vicerectora y varias Decanas mujeres, es comentario abierto y explícito que tenemos que hacer las cosas bien porque somos mujeres.
¿Cómo ha sido para ti insertarte en la UDLA?
Yo estoy feliz! Me ha llenado de sentido lo que aquí se hace en el sentido de que es una universidad masiva, que genera movilidad social y eso me resulta muy coherente conmigo misma. El perfil de ingreso de nuestros estudiantes nos desafía enormemente y eso ha hecho que tengamos que pensar una malla innovadora desde la práctica hacia la teoría. Piensa tú que el 70% de nuestros estudiantes son primera generación en la universidad y sólo el 30% tiene un familiar o amigo que haya estudiado en la educción superior. O sea, muy pocas universidades dan la oportunidad que da la UDLA.
Finalmente, ¿cómo te proyectas de aquí a 5 años?
No tengo idea! Por ahora mi prioridad es terminar este modelo pedagógico con base en la praxis comunitaria, dejarlo bien documentado y sistematizado y luego veremos qué otros desafíos se vienen.