Camila Sierpe y su vocación en psicología educacional

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07 / 09 / 2016

La profesional, quien ingresó en 2006 a la Facultad de Psicología UDP, está trabajando desde 2013 en el Colegio Antonio Acevedo Hernández en Pedro Aguirre Cerda, en el cual cumple la labor de apoyar a la población vulnerable de la comuna.

foto_camila_portadaCamila Sierpe, titulada en 2011, destaca que su paso por la universidad fue excelente y que la formación en la UDP apunta más al enfoque reflexivo y crítico, lo que le ha ayudado bastante en su desarrollo como profesional. También, comenta que el psicólogo actual es más participativo en los debates de relevancia y ese rol ayuda a un reconocimiento de la sociedad.

— Cuéntanos en qué te desenvuelves profesionalmente y un poco de tu día a día en ese ámbito
Desde el 2013 trabajo como psicóloga en el colegio Antonio Acevedo Hernández en la comuna de Pedro Aguirre Cerda, establecimiento que acoge a la población vulnerable del sector. Por otra parte, atiendo a niños y adolescentes en consulta particular ubicada en Providencia, donde realizo terapia psicológica y complementaria con flores de Bach.

—¿En qué año ingresaste a la UDP y en qué año egresaste?

Ingresé a estudiar el 2006 y me titulé en 2011.

— Como psicóloga de la Universidad Diego Portales, ¿qué de lo aprendido te ha servido para tu desarrollo profesional?
En relación a la experiencia de haber estudiado en la UDP, lo que más destaco y que considero que nos diferencia de otras escuelas es el enfoque reflexivo y crítico. Dicha visión me lleva a analizar todas las situaciones e intervenciones desde distintas perspectivas, siendo fundamental en mi desarrollo profesional, ya que me ayuda a ir reflexionando constantemente sobre mi quehacer.

—¿Cómo fue tu paso por la UDP y qué recuerdos guardas de tus años de estudio?
Los mejores recuerdos son las amistades que aún mantengo, con los cuales vivimos muchos momentos juntos, desde pasar de largo para nuestra memoria, realizando  distintos trabajos para el ramo de producción o estudiando para estadísticas, como también carretes y paseos a la playa. Además, al profesor que más recuerdo, es Eduardo Llanos, el que siempre nos hacía madrugar los sábados con sus pruebas, pero igual nos entretenía mucho sus clases y análisis de películas.

—¿En qué medida vislumbras que en estas últimas dos décadas ha cambiado el perfil del psicólogo y lo que se le debe ensañar a nivel de pregrado?
En cuanto a mi experiencia, el cambio en el perfil del psicólogo tiene que ver con una mayor cercanía hacia la comunidad, disminuyendo la visión del psicólogo como un ente distante y alejado. Considero que, actualmente, el psicólogo participa más de los debates en diversos temas y su rol es más reconocido dentro de la sociedad. Respecto a lo que se debe enseñar a nivel de pregrado, creo que es sumamente importante generar más espacio de trabajos prácticos y de aplicación, también mayor especialización, que es lo que  más se requiere actualmente.

— Finalmente, ¿cuáles son tus proyecciones de aquí a cinco años?
Me interesa perfeccionarme en el ámbito clínico infanto-juvenil y mi ideal en cinco años es continuar complementando mi lado más social y comunitario, trabajando en alguna institución que colabore con niños y niñas de escasos recursos, como también mantener la consulta privada. Siendo ambas áreas las que me apasionan profesionalmente.