¿Qué es el mansplaining y por qué nos invalida?

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Guila Sosman - La Tercera

24 / 09 / 2020

Se trata de una práctica que es mucho más habitual de lo que pensamos y que busca deslegitimar las habilidades de una persona –usualmente una mujer– a través del discurso. Como explican los especialistas, un micromachismo cuyas consecuencias son las de invalidar y finalmente silenciar a la mujer. Especialmente en espacios públicos en los que la posición de poder del hombre se ve amenazada.

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La psicóloga clínica y forense, especialista en temas de género y académica de la Universidad Diego Portales, Guila Sosman, explica que el mansplaining es una expresión de violencia psicológica que se manifiesta sobre todo en el ámbito laboral y académico donde los hombres han ejercido una soberanía histórica. “Se trata de no escuchar, no validar sus opiniones, explicar nuevamente lo que ya han dicho o interrumpir para mostrar superioridad intelectual. Este tipo de prácticas perpetúa las dinámicas de violencia de género en las que no se deja expresar libremente a las mujeres y finalmente se las silencia”, explica.

A esto se le suma el hecho que termina siendo un obstáculo más para las mujeres al minuto de abrirse un espacio de opinión y expresión validada. “Constantemente tenemos que enfrentar estas actitudes que están arraigadas y que encuentran su raíz en cómo hemos sido socializados culturalmente. Si pensamos que lo público siempre se lo han atribuido los hombres, obvio que se van a sentir amenazados cuando hay mujeres que tienen el mismo cargo o que están igual o más preparadas que ellos. Responden así cuando sienten que su territorio ha sido invadido. Esto lo vemos mucho en los juicios de familia, en los que el discurso de la mujer no tiene peso por sí solo; tiene que ir acompañado y respaldado por pruebas y testigos. Está la noción de que la mujer es más emocional y como lo emocional es menos valorado, finalmente es como si la mujer no fuese un ser racional y entonces su palabra tiene menos peso”, explica Sosman.

El mansplaining no busca abrir un espacio de diálogo. Es, por lo contrario, un intento por mantener la soberanía del hombre y una posición de poder. Y lo peligroso, según especialistas, es que sus expresiones han sido tan naturalizadas en lo cotidiano que muchas veces ni las percibimos. “A través del mansplaining no se la escucha a la mujer. Tiene algo de paternalista y condescendiente, y sigue la idea de que hay que cuidarla o protegerla. Se termina infantilizando a la mujer porque no tiene las capacidades necesarias. Y eso es sumamente violento porque minimiza el rol de la mujer”, detalla Sosman.

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