Daniel Ortega, dedicado a la psicología clínica y perfeccionándose en Australia

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25 / 05 / 2016

En la actualidad, el profesional titulado en 2012, está cursando un Máster en Salud Mental en la Universidad de Queensland en Brisbane, Australia. Además, fue profesor auxiliar de la Facultad de Psicología UDP y ayudante del profesor David Adasme en ramos de la línea de psicología cognitiva.

Daniel_Ortega_webDaniel Ortega, quien ingresó a estudiar en el año 2007, nos cuenta sobre su pasión por la psicología clínica y cuáles han sido sus experiencias laborales desde su titulación en el año 2012. Además, antes de irse a Australia, trabajaba en el programa de Salud Mental del Adulto del COSAM de La Pintana. Explica que el haber cursado en la universidad las cuatros áreas fundamentales en la psicología le ayudó a desenvolverse de mejor manera a la hora de afrontar y ejercer como profesional.

– Cuéntanos en qué te desenvuelves hoy profesionalmente y un poco de tu día a día en ese ámbito

Por ahora, y desde marzo, me encuentro realizando un Máster en Salud Mental en la Universidad de Queensland en Brisbane, Australia. Es un programa de la Facultad de Ciencias de la Salud así que tiene un enfoque más bien biomédico. Vine gracias al apoyo de CONICYT a través de Becas Chile.

Entre las actividades que contempla el programa está revisar bibliografía y discutirla, presentar y supervisar casos, escribir ensayos y realizar presentaciones junto con realizar 200 horas semestrales de práctica profesional, práctica que actualmente estoy realizando en una ONG llamada Mission Australia, que trabaja en coordinación con la oficina de protección de la infancia apoyando a las familias que presentan dificultades con sus niños o niñas.  Es un trabajo muy similar al de un trabajador social y con un fuerte enfoque comunitario.

Pero justo antes de partir para estos lados trabajaba, desde el 2014, como psicólogo del programa de Salud Mental del Adulto del COSAM de La Pintana, donde realizaba intervenciones clínicas individuales en el contexto del sistema de salud público.

Además, era profesor auxiliar en la Facultad de Psicología de la UDP, trabajando en dos ramos de la línea Cognitiva junto al docente David Adasme, trabajo que, en la forma de ayudante de cátedra, venía realizando desde el 2011.

Tuve la suerte de participar como ayudante de investigación en el CEAR de la UDP junto a  Claudio Fuentes y Federico Schumacher, lo que me permitió tener un acercamiento al ámbito de la investigación en ciencias cognitivas. Finalmente, también atendía pacientes en consulta particular desde el 2012.

¿En qué año ingresaste a la UDP y en qué año te titulaste?

Ingresé el 2006 a Bachillerato en Ciencias Sociales de la UDP (del cual tengo muy gratos recuerdos) y luego entré el año siguiente a Psicología. Me titulé el 2012.

Como psicólogo de la Universidad Diego Portales, ¿qué de lo aprendido te ha servido para tu desarrollo profesional?

Muchísimas cosas. Desde cómo hacer un buen ensayo, hasta pensar críticamente respecto de un modelo teórico o una intervención. Considero que haber pasado por clases de las cuatro perspectivas en psicología clínica fue de vital importancia para poder tener una mirada amplia de lo que la psicología ha propuesto y me ha permitido escoger informado sobre qué camino tomar como clínico. Considero que ese pluralismo, tan poco frecuente en otras escuelas de psicología, fue totalmente central en mi desarrollo profesional.

En este sentido, espero que las nuevas generaciones también cuenten con esa suerte de poder ver la totalidad del abanico de ideas y conceptualizaciones que existen en psicología, porque usualmente ocurre que ciertas perspectivas toman un rol protagónico y se instalan en los diversos discursos de modo hegemónico y eso me parece de poca utilidad para facilitar el desarrollo de un profesional crítico y reflexivo. Por lo mismo creo entonces que de la formación en psicología en la UDP no sólo rescato la diversidad en términos de enfoques clínicos sino que también en cuanto a otras áreas de la psicología que creo están desarrollando un trabajo e investigaciones muy relevantes, como la psicología social, psicología jurídica, psicología organizacional, neurociencias, psicología de la educación, del deporte, etc.

¿Cómo fue tu paso por la UDP y qué recuerdos guardas de tus años de estudio?

Siempre me acuerdo de Eduardo Llanos y de lo que aprendí de él como profesor y guía de tesis; también el genial ramo de Historia de la Psicología que tuve la suerte de hacer con Adriana Kaulino. De alguna manera, ambos me prepararon para el profundo cambio de perspectiva que tuve cuando comencé el seminario de perspectivas cognitivas con David Adasme. Antes de esto me sentía seducido por la profundidad del Psicoanálisis, pero luego de mirarlo críticamente, me convencí de que la propuesta Fenomenológico – Hermenéutica me hacía mucho más sentido, al mismo tiempo de entender que el Psicoanálisis no es la única perspectiva que pueda entenderse como “profunda”. A partir de allí me he ido desarrollando como clínico, con el foco puesto en el significado de la experiencia personal desde los parámetros del propio paciente, sin tener que recurrir a la teoría para lograr un grado de comprensión de la acción y la experiencia humana.

De una importancia enorme han sido también todos los que trabajan como administrativos y apoyo docente en la facultad; la Clarita, Waldemar, Alejandro, Luis, las dos Patis, Jacqueline, las Sandritas, Luchito en la fotocopiadora. Gracias a ellos llevo con honor el apodo de “Pitutito” por la Universidad, apodo que me gané gracias a estar “pituteando” en ayudantías desde el segundo año de la carrera. Por suerte nunca pasé a ser “Serruchito”.

¿En qué medida vislumbras que en estas últimas dos décadas ha cambiado el perfil del psicólogo y lo que se le debe ensañar a nivel de pregrado?

Me parace que la psicología, como la disciplina en constante crisis que es, nunca debería dejar de renovarse. Por la imposibilidad de tener un único objeto de estudio, la psicología está condenada a tomar prestados los avances de otras disciplinas y ciencias. Mientras ellas avancen, no dejará de replantearse a sí misma.

Hoy por hoy, me parece que las neurociencias tendrán un impacto enorme en la comprensión de la experiencia personal y de la psicopatología, no hacer eco de sus descubrimientos sería un error.

Por otra parte, espero que en el pregrado se enseñe y ejercite el volver y revisar a las bases epistemológicas de cada teoría con un ojo crítico, a ser activos observadores de los discursos antiguos y nuevos, y a no ser opacos aplicadores de técnicas, a hacerse cargo de los fundamentos que sustentan cualquier intervención y poder argumentarlos con propiedad.

Finalmente, ¿cuáles son tus proyecciones de aquí a cinco años más?

En primera instancia, proyecto terminar mi programa de máster a mediados del próximo año y, como estoy estudiando gracias a Becas Chile, volveré a retribuir al país. Para ese momento espero seguir adelante en las tres áreas profesionales que han guiado mi desarrollo: la clínica, la investigación y la docencia. Sin embargo, me gustaría poder balancear de mejor manera mi vida profesional con mi vida personal para darme espacio suficiente para hacer crecer mi familia.