Valentina Melnik y su irrenunciable apego con la Facultad de Psicología UDP

COMPARTIR

30 / 06 / 2017

Titularse el año 2015 no fue una razón para alejarse de la facultad, ya que actualmente realiza ayudantías en cursos del área sistémica, y donde espera mantenerse por mucho por tiempo más. Esto lo compatibiliza con su trabajo en el Centro de Salud Mental de la Universidad Católica, en el Colegio Sagrado Corazón de Lo Espejo y su postítulo en terapia familiar en el IChTP.

valentina_melnick_351x185¿En qué año entraste y egresaste de la Escuela de Psicología UDP?

Ingresé a la UDP el año 2010, luego de haber estudiado antes gastronomía, más para el deleite que para ejercerla como profesión y me titulé el 2015, año en el que paralelamente realicé una pasantía en clínica sistémica en la Clínica Psicológica UDP.

¿En qué estás actualmente?

Actualmente estoy en diversas áreas, ya que he descubierto que me cuesta estar de lleno dedicada a una misma cosa, por lo que cuando fueron surgiendo nuevas oportunidades las fui tomando. Estoy vinculada a la UDP a través de las ayudantías que realizo a diversos cursos del área clínica sistémica, estoy también trabajando en el Centro de Salud Mental de la Universidad Católica en la unidad de terapia familiar, estoy trabajando en el área educacional en el Colegio Sagrado Corazón de la comuna de Lo Espejo, vinculada a un proyecto de apoyo a alumnos con necesidades educativas especiales y finalmente estoy haciendo mi postítulo en terapia familiar y de parejas en el Instituto Chileno de terapia familiar (IChTF).

Como Psicóloga de la Universidad Diego Portales, ¿qué es lo que más te ha servido para tu desarrollo profesional hoy?

La verdad es que más que conocimientos específicos creo que lejos lo más útil es la actitud del psicólogo UDP, una actitud que por un lado tiene un potente compromiso ético con la labor profesional, y por otro lado, una marcada actitud crítica que nos permite no ser los que entregamos inmediatamente una respuesta al requerimiento básico, sino siempre darle otra vuelta, una con mayor profundidad con soluciones integrales, cambios necesarios al funcionamiento y un modo más humano de mirar al otro con el que trabajamos.

¿Cómo fue tu paso por la UDP? ¿Qué recuerdos guardas de tus años de estudio?

La verdad te lo digo todo al contarte que mi paso por la UDP aún no termina y espero que no termine por ahora (risas). Me encanta la facultad, su pluralismo, su diversidad y su clima familiar constante. Me gusta trabajar ahí y sentirme como en casa, teniendo además la oportunidad de seguir cruzándome en los pasillos a los personajes más inolvidables de mi carrera como Christian Feuchtmann, lejos el mejor profesor que jamás voy a tener, Eduardo Llanos y su increíble manera de enseñar comunicación y otros varios que se viven la profesión con mucha pasión.

¿Crees que en estas últimas dos décadas ha cambiado el perfil del psicólogo y lo que se le debe ensañar a nivel de pregrado?

Pienso que hay algo que no cambia con el tiempo y es la necesidad de profesionales éticos y con una capacidad de mirar críticamente la profesión y la sociedad en la que nos insertamos. Pero si ha habido cambios en el perfil, contando la cantidad de profesionales que se titulan cada año y las nuevas necesidades del Estado en relación a nuestra profesión, comienza a demarcarse cada vez más un profesional más técnico, con mayor necesidad de especialización, pero a su vez, demostrando que más que conocimientos específicos posee las habilidades o competencias necesarias que le permitan desempeñarse en cualquier cargo. Esto último todavía se potencia poco en la formación de pregrado.

Finalmente, ¿Cuáles son tus proyecciones de aquí a cinco años más?

Mirando el vaso medio lleno me imagino pudiendo cumplir el sueño de estudiar becada un postgrado en el extranjero que me permita no solo adquirir en grado académico para poder formarme en el mundo de la docencia, sino también ganar experiencias de vidas distintas en culturas distintas con paisajes distintos.