Niklas Bornhauser, investigador formado en el Psicoanálisis en Alemania

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06 / 10 / 2015

El egresado de Psicología UDP es Doctor en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid y formado en Psicoanálisis en Alemania. Actualmente es académico de la Universidad Nacional Andrés Bello desde 2009.

¿Cómo es que llegaste a estudiar Psicología en la UDP?

Es un largo – y enrevesado – camino…  que, evidentemente, depende de donde fijemos el comienzo de la historia. En breve, nací en Alemania, viví en Santiago de Chile entre los 3 y los 10 años, fundamentalmente debido a las ganas de mis padres de salir de Alemania y de conocer Sudamérica, luego volvimos a Alemania donde terminé el colegio y estando a punto de entrar a estudiar Filosofía y Derecho en la universidad de Tübingen, ya estando matriculado, ese verano viajé a Chile a visitar a mis padres, que estaban radicados en Temuco, y me fasciné con la posibilidad de estudiar en otro país, otra cultura, otra lengua. Ellos se quedaron en Temuco algunos años trabajando en un colegio y mi hermano y yo nos quedamos en Santiago estudiando. Como solución de compromiso, resultado de una conversación con mi padre, optamos por una carrera tradicional que pudiéramos convalidar en Alemania: medicina. Mi hermano terminó de estudiar medicina en Chile y hoy vive en Alemania; yo hice dos años de medicina en la Universidad Católica, primero quise cambiarme por dentro a Psicología en la misma universidad, pero luego, tras algunos vaivenes y después de conversar con varios profesores y estudiantes de Psicología, elegí estudiar Psicología en la UDP, integrándome a la carrera el año 1993 a segundo año.Niklas-Bornhauser-Neuber 2

 ¿Y cómo fue llegar a la Portales el año 93 habiendo tenido la posibilidad de estudiar en una universidad de primer nivel en Alemania y de haber pasado por medicina en la UC?

Era raro… estaban esos galpones o barracas al fondo que contrastaban francamente con los edificios de la Católica y las universidades alemanas. Note rápidamente la diferencia en cuanto a que en la UDP mis compañeros eran mucho más ABC1 que en la Católica, donde por consecuencia de las numerosas becas había mayor diversidad en cuanto a las respectivas trayectorias socioeconómicas, pero también había mucha más competitividad entre compañeros.

¿Qué ramos o profesores recuerdas especialmente de tus años de estudiante en la UDP?

Recuerdo especialmente los ramos de estadística del profesor Claudio Greppi, de quien fui ayudante al poco tiempo. Me parecían no solamente muy entretenidas sino también muy inequívocas y objetivas las estadísticas – a diferencia de las asignaturas humanistas, que socavaban fuertemente mis convicciones científicas adquiridas a lo largo de los dos años de medicina. Luego, recuerdo a los profesores Roberto Aceituno y Miguel Reyes, fundamentalmente por su relación reflexiva y crítica de los saberes establecidos. También, los ramos electivos de Carlos Pérez y, en general, de Psicoanálisis, así como el ramo de Terapia Sistémica que disfruté mucho. Y, finalmente, al profesor Otto Dörr, de quien fui ayudante y que cuando  hice mi práctica profesional en el Hospital Psiquiátrico me invitó a participar en varias instancias académicas, entre ellas de una traducción de las Elegías del Duino de Rainer María Rilke al castellano.

¿Cómo fue trabajar con Otto Dörr?

Muy interesante, desafiante, en algunos momentos difícil, pero estoy muy agradecido de haber aprendido de su rigor, su sobriedad y su aproximación hacia la psicopatología desde autores clásicos y la recuperación de la filosofía en sus análisis. Ejercer clínicamente en un hospital público como el Instituto Psiquiátrico tiene sus méritos indiscutibles y despierta mucha admiración en mí. Perfectamente, podría no haberlo hecho, claramente no lo hacía por necesidad. Por lo demás, apreciar sus conocimientos de la cultura clásica en general y presenciar el despliegue de sus habilidades para hacer diagnósticos diferenciales complejos fue todo un privilegio.

A poco andar de egresado, partiste a España a hacer un Doctorado en Filosofía, ¿cómo fue esa experiencia?

Me fui a la Universidad Complutense de Madrid a estudiar y fue buenísimo, especialmente la posibilidad de tomar ramos de todo tipo, de escoger entre una gama de asignaturas de una diversidad incomparable, de poder acceder a los profesores – casi todos ellos amabilísimos y con una excelente predisposición al diálogo con los estudiantes – con mucha facilidad y de dedicarse dos años exclusivamente a leer y estudiar.  Luego, la escritura de la tesis la hice ya residiendo en Alemania adonde me trasladé siguiéndole la pista a dos autores alemanes que rastree a partir de su mención en el prólogo del libro de Slavoj Zizek, “El sublime objeto de la ideología”, en el cual él traza una suerte de mapa de la recepción del psicoanálisis lacaniano en el ámbito de habla alemana. Montado sobre el narcisismo propio de un estudiante de Doctorado patudamente les escribí y ambos de modo extraordinariamente gentil me invitaron a trabajar con ellos. Como resultado de esta iniciativa estuve alrededor de 5 años en Alemania, específicamente en el Instituto de Psicoterapia y Psicología Médica de la Julius-Maximilians-Universität de Würzburg como asistente científico, lugar en el cual me formó y trabajé como clínico, docente e investigador.

¿Desde cuándo que trabajas como académico en la UNAB? ¿Tienes un cargo de responsabilidad allí? ¿En qué temas estás hoy investigando y publicando? ¿Qué cursos te corresponde enseñar en pre y postgrado?

Trabajo desde el 2009 en la UNAB como profesor adjunto. Después de haber cumplido diferentes funciones que van desde la coordinación de prácticas hasta la dirección del Doctorado, pasando por la coordinación de los seminarios de investigación, actualmente hago clases en la Licenciatura, el Magíster y el Doctorado.

Mis focos de interés durante los últimos años han estado agrupados en torno al problema de cómo contribuir a la construcción – y su respectiva deconstrucción – de una arqueo-genealogía crítica – en el sentido que Foucault rescata de Kant – de algunos conceptos o problemas psicoanalíticos y el examen pormenorizado de sus relaciones (de fuerzas, de intercambio,  de producción, etc.) con otros discursos y prácticas no-discursivas emparentadas. Me interesa trabajar con miras a la creación de ciertas condiciones de posibilidad del forjamiento de una historiografía emancipada y emancipante, ajena a los metarrelatos y a las historias recurrentes, que nos interpela a iniciar una reflexión sobre la naturaleza enajenada de lo psíquico, su extranjería interior, en suma, sobre sus fronteras y límites.

Dicha reflexión no puede pasar por alto la interrogación de las condiciones en las que, no solamente se estableció y se sigue manteniendo lo que se entiende por psyché y el conjunto de conceptos relacionados, sino que, en un plano epistemológico, ha de preguntarse por cuándo y cómo se impuso de modo vinculante qué se entiende por verdad, por evidencia y por realidad. Entre las múltiples y heterogéneas relaciones de reciprocidad que he tenido el privilegio de estudiar recalcaría el énfasis en que el trabajo freudiano no solamente es un trabajo indisociablemente relacionado al lenguaje, sino íntimamente vinculado a la lengua, el idioma.

 Y finalmente, ¿Cómo te proyectas en el futuro de aquí a 5 años?

Ufff, espero seguir ejerciendo como clínico e investigador, sin traicionar el Junktim freudiano, que dictamina la correlación entre teoría y práctica. Adicionalmente, me interesa fortalecer las relaciones personales e institucionales con ciertos autores y lugares que he tenido ocasión de conocer a propósito de mis indagaciones en el problema de la relación entre lengua, psicoanálisis y filosofía – dicho muy apresuradamente.