Daniela Aravena y su compromiso ético y social por la clínica de lo traumático  

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30 / 06 / 2017

Su camino laboral ha estado ligado a temas bastante complejos con víctimas de violencia sexual, violencia extrema y vulneración de derechos, respondiendo al profundo sentido social de su vocación como psicóloga.

daniela_aravena¿En qué año ingresaste a la UDP y en qué año te titulaste?

Ingresé el año 2004 y me titulé el año 2011. Después de esto, me quede haciendo una pasantía en la Clínica Psicológica UDP para adquirir algo más de experiencia. La verdad es que nunca he estado tan lejos de la universidad, confío en la calidad académica y la vocación de los profesores que me han formado. Es por eso que decidí continuar mi formación de postgrado acá en el año 2013, cuando hice el Diplomado de Psicosomática y actualmente estoy en el segundo año del programa integrado de postítulo en Clínica de Adultos y el Magíster de Teoría y Clínica Psicoanalítica.

Cuéntanos, ¿en qué te desenvuelves hoy profesionalmente?

Trabajo desde el año pasado como psicóloga clínica en el programa PRAIS (Programa de Reparación Integral a víctimas de la violencia de Estado) del Servicio de Salud Metropolitano Oriente. La clínica de lo traumático ha sido el campo en en el que me desempeñado desde que me titulé, anteriormente en el ámbito de la violencia sexual y hoy en la violencia extrema, siendo un área donde mi compromiso ético y social encuentran pleno sentido. Junto a esto, también trabajo en mi consulta particular hace seis años, atendiendo a adolescentes y adultos.

Como psicóloga de la Universidad Diego Portales, ¿qué es lo que más te ha servido  para tu desarrollo profesional hoy?

Considero muy relevante el buen nivel académico de la escuela, y principalmente, el espíritu critico que atraviesa la formación de pre y post grado. Esto me ha permitido reflexionar sobre los marcos institucionales en los que me he desempeñado, pensar la subjetividad en diferentes contextos y el quehacer del psicólogo tomando una posición ética y política que guía mi práctica.

Destaco también el compromiso con el pluralismo y la diversidad de la Universidad, que ha dado pasos importantes al incluir estudiantes con crédito estatal y ahora, sumándose a la gratuidad, esto ha enriquecido las experiencias formativas y promueve el dialogo de distintas experiencias.

¿Cómo fue tu paso por la UDP? ¿Qué recuerdos guardas de tus años de estudio?

De los recuerdos que guardo de mi paso por la universidad destacan principalmente las distintas personas que hicieron mucho mas agradable mis años de estudiante.  Recuerdo con mucho cariño a profesores como Daniela Carrasco, Monserrat Moraleda y Juan Molinari, que me acompañaron más allá de la enseñanza formal, potenciándome y enseñándome a apropiarme del lugar como estudiante y psicóloga. En este sentido, fue muy relevante los cursos de Reflexión sobre la práctica y Taller de práctica profesional, que hice con ellos, siendo espacios donde pude pensarme y encontrar sentido personal a lo que estudiaba.

Valoro mucho el buen trato y disposición de las secretarias y auxiliares de la escuela y en especial, a Don Guillermo y Silvia de la Clínica Psicológica con quienes hasta hoy mantengo una relación de mucho cariño y respeto por su trabajo. También, a las amigas que hice cuando estudiaba y que hasta hoy son parte importante de mi vida.

Por ultimo, ha sido muy importante para mi formación la supervisión que tuve con Albana Paganini, quien a través de su transmisión del psicoanálisis me acercó a esta práctica en la que empiezo a formarme.

¿Crees que en estas últimas dos décadas ha cambiado el perfil del psicólogo y lo que se le debe enseñar a nivel de pregrado?

Me preocupa como la psicología es utilizada para normativizar ciertos comportamientos que coincidan con la ideología neoliberal; veo como la sociedad se asusta con la aparición de conductas que desafíen lo “aceptable” y “normal”. Así, la psicología ayuda a que se recluten trabajadores sumisos o a patologizar a niños inquietos o “disruptivos”. En mi experiencia en el campo de la vulneración de derechos, la psicología ha favorecido la privatización del malestar, quedando en el sujeto y el terapeuta la posibilidad de cambio, no considerando el contexto social y las condiciones históricas que perpetúan esos sufrimientos.

Por esto, considero muy importante que la formación promueva el pensamiento crítico y la reflexión sobre el lugar del psicólogo y sus implicancias éticas y políticas, asumiendo la responsabilidad enorme que tenemos.

Finalmente, ¿Cuáles son tus proyecciones de aquí a cinco años más?

Espero continuar mi formación clínica no sólo en espacios universitarios sino participar de grupos de estudios y supervisiones. También, continuar trabajando en el ámbito público y especializarme aún más en la clínica del trauma. Pero cómo lo profesional no es lo más importante, espero comenzar un nuevo desafío familiar siendo madre.