Cristián Bosco y su multiplicidad laboral desde el trabajo clínico

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30 / 11 / 2017

Actual director del Centro Árbol, docente en la Universidad Santo Tomás y también formando parte de una investigación de la Universidad de Chile, en la actualidad también se dedica a la atención clínica. En esta entrevista da su opinión y crítica con respecto a la formación de los futuros psicólogos, como también da cuenta de sus experiencias y desafíos anteriores, que le han servido como escuela de aprendizaje, a la vez de sustento para su desarrollo profesional. 

cristian_bosco_351x185¿En qué año entraste y egresaste de la Escuela de Psicología UDP?

Ingresé en 1995 y egresé el 2000.

¿Qué desafíos laborales destacarías desde tu egreso?

Desde un principio de la carrera mi vocación se orientó hacia la formación clínica. Motivo por el que uno de los principales desafíos post egreso fue el tomar consciencia de que el desempeño laboral no se cierra en una sola actividad. Que el quehacer clínico va de la mano con el desarrollo y crecimiento personal. Por lo tanto, en un principio me toco desempeñar trabajos y actividades que probablemente no estaban dentro de mi fantasía laboral de ser terapeuta, como por ejemplo haber trabajado realizando selección de personal, y haber sido consultor de RRHH en el Banco Santander por 3 años. Sin embargo, hoy desde la perspectiva de los años veo esas experiencias como tremendas escuelas de aprendizaje que me entregaron enormes herramientas para lograr llevar a cabo mi proyecto actual. Y por otra parte me permitieron en términos económicos financiar mi formación y especialización clínica. Llegando en un momento a desempeñarme en un trabajo formal de lunes a viernes, y atender de manera clínica los fines de semanas y en horarios post trabajo. Un sacrificio que ha valido de sobra.

Actualmente ¿En qué te desempeñas?

Actualmente soy Director de Centro Árbol, Centro Terapéutico y de Formación Clínica que se funda en 2008 junto con otros colegas. Desde ese entonces que mi actividad laboral se constituye de la sumatoria de varias actividades relacionadas con el quehacer clínico. Por una parte, está la Dirección del Centro, en donde actualmente estoy a cargo de la Dirección General y la coordinación del área clínica y de gestión del equipo de terapeutas profesionales. Por otro lado, me desempeño como Docente de la cátedra de psicología humanista en la Universidad Santo Tomas; y 2 días de la semana los dedico completamente a la atención clínica. También durante este semestre estoy participando de un estudio en la Universidad de Chile de una investigación en psicoterapia, el que está enmarcado en la Ps. Orientada al Focusing validando el modelo de psicoterapia focal de carácter experiencial.

¿Qué es lo que más destacas de tu formación profesional durante tus años como estudiante de pregrado en la Escuela de Psicología UDP?

Lo que destaco principalmente de mi formación profesional es la riqueza de la formación clínica recibida en aquel entonces. Las experiencias de las pre prácticas laborales realizadas en tercer año, en donde con un par de compañeros nos fuimos 2 semanas a Lota a realizar una intervención comunitaria a un hogar de menores. Y principalmente la vida en el patio, lugar en donde se forjaron importantes redes que hasta el día de hoy son significativas en mi quehacer profesional como personal.

¿Crees que existe un sello Psicología UDP que nos distingue de otras escuelas?

No sé cómo ha evolucionado el sello UDP en el presente, pero soy de la generación de Domingo Asun, habiendo sido ayudante de su cátedra de psicología social durante segundo y tercer año. Por lo que el sello de Domingo, que implica tanto una mirada crítica de lo social como un compromiso desde mi quehacer profesional, el que se refleja día en día en las diferentes actividades que desempeño: En parte en el proyecto de Centro Árbol, institución que tiene como principal objetivo llevar el que hacer clínico de manera responsable y comprometida, hacia una gran población que se encuentra imposibilitada de poder acceder a servicio de calidad simplemente por no contar con los recursos económicos. En mi quehacer docente, en donde el compromiso no es solo cumplir con un horario y trasmitir un texto, si no que es a través de un texto fomentar el pensamiento crítico y responsable del alumno. Y finalmente también en la práctica diaria de la consulta clínica, en la manera de cómo me acerco al fenómeno de quien está al frente, comprendiéndolo desde una dimensión no solo personal e histórica, si no que también social.

¿Cuál ha sido el aporte de la Escuela de Psicología UDP en tu desarrollo profesional?

Como lo mencione en el párrafo anterior, el principal aporte es en parte el sello de responsabilidad y crítica social, y por otra parte una orientación hacia el quehacer de manera profesional y comprometida.

¿Qué recuerdos tienes de tu paso por la Escuela de Psicología UDP?

Los mejores recuerdos están en relación a mis compañeros, las fiestas, las asambleas en el patio. Las discusiones por los derechos de los estudiantes. Esto último con el tiempo me doy cuenta de lo relevante que fue para quienes nacimos y nos criamos en plena dictadura militar, criados en un sistema en donde el opinar en contra de la autoridad estaba imposibilitado. Llegar a un lugar donde estaba validado el sentarse en un espacio abierto y expresar la opinión de manera libre, eso era una total revolución. Experiencia sumamente relevante y marcadora.

¿Crees que el perfil del psicólogo ha cambiado en las últimas dos décadas? De ser así, ¿Debe haber un cambio en lo que se enseña a nivel de pregrado?

Si, agradezco esta pregunta ya que es un tema que con varios colegas asociados al mundo docente nos planteamos en varias oportunidades. Por una parte, es evidente reconocer que la carrera de psicología ha sufrido tremendos cambios en los últimos 17 años. Antes estudiar psicología era sinónimo de hacer clínica, sin embargo, hoy en día no es así. Muy por el contrario, el pregrado es una plataforma que prepara académicamente a los estudiantes para enfrentar el quehacer profesional desde una mirada más generalista, fortaleciendo en los futuros colegas habilidades que le permitirán desempeñarse en diferentes ámbitos del quehacer profesional, que evidentemente no son solamente el clínico, quedando las especializaciones para el post grado. Sin embargo, independiente a lo anterior, me sorprende en mi experiencia como supervisor clínico tanto de practicantes como de colegas recién egresados, la ignorancia total frente a cómo enfrentar el mundo laboral. Desde cosas tan simples como hacer una boleta de honorarios, los criterios de reembolso; hasta saber llenar un documento de seguro complementario o saber hacer una derivación a un profesional psiquiatra (criterios, diagnostico, etc). En una profesión en donde un importante número de los egresados los primeros años de su carrera se desempeñan en parte de manera particular. En resumen, preparar a los futuros egresados de manera práctica al mundo laboral.

Finalmente, ¿Cuáles son tus proyecciones de aquí a 5 años más?

De acá a 5 años mis proyecciones laborales están puestas en fortalecer el área formativa de Centro Árbol con el desarrollo de algunos programas que están en carpeta; y fortalecer el área clínica de este, de manera de que el centro esté posicionado como un referente tanto a nivel formativo y del quehacer psicoterapéutico respecto a la clínica desde una perspectiva procesal experiencial. Y en lo personal, irme de jueves a lunes a la playa.

Gracias por la entrevista.