Bárbara Bishara, egresada 2010

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02 / 11 / 2015

Se desempeña como psicóloga educacional en un colegio, donde tiene un importante cargo de coordinación y gestión, y como clínica infanto-juvenil en la consulta.

barbara_bishara_adentro¿Cómo fue tu paso por la UDP? ¿Qué recuerdos guardas de tus años de estudio en la UDP? ¿Qué ramos son los que más te gustaron de la carrera?

Tengo recuerdos maravillosos de la universidad, tanto por los profesores como por mis amigos. Siento que la universidad me ayudó a tener un pensamiento crítico, reflexivo y analítico. Recuerdo con mucho cariño a profesoras como Ximena Mateluna, Cecilia Aretio, Paulina Muller y Elisa Ansoleaga. Aprendí mucho en psicodiagnóstico infantil, psiquiatría y psicopatología y ya el taller clínico infantil ayudó a definir mi futuro.

Desde que egresaste ¿Cómo ha sido ese camino ese recorrido entre el área educacional y clínica con niños y adolescentes?  ¿Cuáles han sido tus opciones teóricas en el trabajo clínico y por qué?

 Al comienzo de la carrera no tuve claro cuál sería mi especialidad; entré con la idea de ser psicóloga clínica de adultos, sin embargo, a medida que fui adquiriendo mayores conocimientos de los distintos ramos, cambié mi opción por trabajar en el servicio público medio día y durante la tarde en consulta privada.

Ya en el último año, durante el segundo semestre opté por el taller infantil desde la mirada del psicoanálisis. Recuerdo con mucho cariño a mi primer paciente, una niña que por sus necesidades afectivas me marcó mucho, y desde aquella experiencia decidí que la psicología infanto-juvenil sería mi vocación. Al egresar, quise inmediatamente abrir una consulta, sin embargo, con los comentarios de las demás personas por lo difícil que sería ese camino y la poca experiencia que tenía, decidí habilitar un espacio para la consulta en mi casa. Pasó un mes y fui recomendada por una amiga para atender a un adolescente… luego pasaron alrededor de 5 meses y ya tenía 5 pacientes por lo que decidí arrendar una consulta con otra psicóloga. Hoy, ya han pasado 5 años, tengo mi propia consulta cerca del metro Manquehue.

Con mayor experiencia en la clínica decidí especializarme en la UDP, para poder tener más herramientas teórico-prácticas. Decidí comprender la subjetividad humana desde el psicoanálisis relacional, perspectiva que me ha ayudado a hacer la lectura de los casos, aunque reconozco que me gusta mucho leer y complementar con distintas corrientes, como por ejemplo, la humanista.

Has hecho clases de temas relacionados con educación y desarrollo de niños y adolescentes en la Universidad Alberto Hurtado, ¿no es cierto?

Si, por mucho tiempo fui ayudante de una cátedra de “Aprendizaje y Desarrollo” en la Universidad Alberto Hurtado y luego se dio la posibilidad de ser la profesora titular por un año en condición de remplazo. Me encantó la experiencia porque eran alumnos que estaba formándose para ser profesor y yo paralelamente trabajaba en un colegio (Pedro de Valdivia de Providencia). Hacer clases y trabajar de forma paralela me ayudó mucho a conectar la teoría con la práctica.  Me gustaba mucho reflexionar en conjunto con ellos sobre cuáles serían las mejores prácticas docentes, la implicancia humana en la condición de profesor y en la relación alumno-docente, cuál es el rol del profesor en el mundo de hoy, etcétera.

Hoy trabajas en el Colegio Lincoln en su sede de Chicureo y tienes el cargo de Principal, lo que es un reconocimiento a tu buen trabajo considerando que no eres pedagoga y que llevabas un año previamente como parte del Departamento de Apoyo Integral del Colegio antes de ser nombrada en el cargo de Principal. ¿Cómo es trabajar en ese colegio en particular?

Ingresé al colegio Lincoln el año 2014 como psicóloga del Departamento de Apoyo Integral, trabajando en equipo y coordinadamente con psicopedagogas y educadoras principalmente. El desafío era tener una mirada clínica y colectiva, pensando siempre en el desarrollo biopsicosocial de nuestros alumnos. Realizamos en conjunto con el equipo, charlas psicoeducativas, talleres padre-hijos, intervenciones individuales y grupales con la motivación de favorecer la convivencia escolar, acción social, prevención en temáticas de sexualidad, entre otros temas. Siempre estos ligados a los desafíos de las fases del desarrollo.

Me encanta lo que hago, disfruto mucho estar siempre pensando en los alumnos y cómo poder ser un medio para la formación de su carácter, valores y toma de decisiones en base a sus potencialidades.

¿En qué consiste tu trabajo específicamente?

El colegio Lincoln International Academy es un colegio que permite velar por las necesidades de los alumnos, me permite crear de manera constante distintas estrategias para el bienestar individual y grupal de los alumnos. Es un colegio que exige profesionales flexibles, que logren adaptarse a las necesidades de los alumnos y no los alumnos al sistema. Además es un colegio con un fuerte e innovador programa de inclusión, en donde recibimos a niños con distintas necesidades, desde necesidades transitorias a permanentes. Partimos de la base que todos tenemos necesidades.

 Soy responsable de un ciclo, de 5° a 8° básico. Mi trabajo consiste en coordinar que los alumnos, profesores y apoderados se sientan cómodos, acogidos y escuchados en el colegio. En cuanto a los alumnos, me dedico mucho tiempo a estar con ellos, a escucharlos, acompañarlos en sus vivencias diarias y sobre todo a reflexionar en conjunto sobre su crecimiento formativo. En cuanto a los profesores, mi misión es crear un ambiente cálido para que ellos puedan entregar lo mejor de sí, apoyarlos en las mejores prácticas docentes y sobre todo reflexionar en conjunto en cómo responder a las necesidades de los niños y adolescentes a nivel emocional, social y cognitivo. Por último con los apoderados, mantenerlos lo más informado posible, trabajar colaborativamente con ellos para potenciar las virtudes de sus hijos.

¿Qué desafíos te corresponde enfrentar y cómo lo has hecho?

 El trabajo en un colegio es muy dinámico, rápido y todos los días son distintos. Se interviene en crisis y se toman decisiones en equipo.

Creo firmemente que el mejor trabajo es aquel que se hace con vocación, poniéndole mucho cariño y pasión a lo que uno hace, mezclado con un equipo donde el pilar central es la confianza en el trabajo del otro, colaboración, flexibilidad y apertura para el diálogo.

¿Cómo repartes tu jornada laboral hoy en día?

 Mi jornada laboral empieza a las 7:30 am en el colegio y luego a las 17:30 comienzo con la consulta particular, hasta aproximadamente las 20:30 hrs de lunes a viernes. Recibo a todos los niños y adolescentes, principalmente derivados del colegio, por variados motivos de consultas, tales como: dificultades en las relaciones interpersonales, impulsividad, bajo autocontrol, trastornos del ánimo, dificultades escolares, entre otras. La verdad es que no me he especializado únicamente en una problemática o motivo de consulta, sino más bien, la especialidad ha estado en comprender al paciente en su contexto y dentro de dinámicas relaciones y transgeneraciones complejas. Comprender su mundo interno en la relación con otros y su entorno. Es por ello, que siempre incluyo en el psicodiagnóstico y en la terapia al colegio y familia de los pacientes.

Y finalmente, ¿Cómo te proyectas en el futuro de aquí a 5 años?

A nivel profesional me gustaría continuar haciendo lo que hago, debido a que disfruto mucho el colegio y la consulta. Quiero seguir aprendiendo, creciendo y especializándome, ojalá realizar un doctorado.

En 10 años más me gustaría tener un jardín infantil en donde los niños vayan a crecer, aprender a través de los sentidos y sobre todo a jugar. Construir un espacio de encuentro entre padre e hijos, educadoras-niños en virtud del respeto de sus necesidades emocionales.

A nivel personal, quisiera tener 5 años de matrimonio (me caso el próximo mes) y si Dios quiere con un hijo o hija.